Salta
31 diciembre 2008
Hora 13:12 6 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Cuentos de Navidad
27 diciembre 2008
Hora 13:11 3 comentarios
Categoría: Mucho cuento
Abróchense los cinturones
22 diciembre 2008
Al menos, así parecía antes. Antes, cuando la Navidad era todo por delante, nada por detrás.
Pero a determinadas edades, y para ciertos temperamentos, esto viene a ser más bien como una pista de aterrizaje. Aterrizaje forzoso, a veces, pero aterrizaje al fin y al cabo. Vuelo superado. Con incidencias, claro. Ha habido turbulencias, tormentas, averías. La comida no siempre estaba buena y la compañía no siempre fue agradable. Pero hemos conseguido aterrizar, que no es poco. Quizá hemos perdido el equipaje, que tomó un vuelo equivocado. Persisten la hipercolesterolemia, el exceso de peso, el tabaco y la ignorancia de los idiomas y de los bailes de salón. Presentamos nuestra reclamación en el mostrador de la compañía y prometemos llevar sólo equipaje de mano la próxima vez. Hacemos balance. Y recuento. Miramos atrás, y recordamos a otros pasajeros de otros vuelos que se quedaron en el camino. En este mismo viaje o en otros anteriores. Vamos a la cafetería o al restaurante. Demasiado, quizá. Hacemos unas compras en el Duty Free. Demasiadas, quizá. Y a otra cosa.
Hora 1:54 7 comentarios
Categoría: Banda Sonora
De haberlo sabido
14 diciembre 2008
Hora 9:47 1 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Un pez llamado Kafka
12 diciembre 2008
Hora 0:54 4 comentarios
Categoría: Mucho cuento
Opciones
05 diciembre 2008
Hora 20:01 8 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Se puede
28 noviembre 2008
Hora 0:59 3 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Eternamente joven
18 noviembre 2008
Hora 21:42 5 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Un paso al lado
16 noviembre 2008
Hora 2:02 7 comentarios
Categoría: Mucho cuento
1986
12 noviembre 2008
Hora 23:19 6 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Círculo cerrado
05 noviembre 2008
Hora 13:39 1 comentarios
Categoría: Banda Sonora
El talismán
30 octubre 2008
— ¿Cuál? ¿El jaspeado?
— Sí, mujer. El que lleva como puntitos blancos y negros, llámalo como quieras. Ese de los botones negros en el hombro que uso para andar por casa.
— Pues estará con todos los demás, digo yo. Guardado con la ropa de invierno.
— ¿Con la ropa de invierno? Pero bueno… ¿Y dónde está la ropa de invierno, si puede saberse?
— Pues en la casa de la sierra, en el altillo. Donde la guardamos todos los años, Manolo. Tú mismo subiste las maletas el domingo. ¿Es que no te acuerdas?
— ¿En la sierra? Pero cómo es posible, María, por Dios. Pero, pero… ¿cómo se te ha ocurrido? ¿En qué estabas pensando?
— Pues hijo, en que estábamos a finales de abril y ya tocaba. Vamos, digo yo. Y no me vengas con que pensabas ponerte el jersey viejo de lana precisamente hoy, Manolo, a primero de mayo y con lo que está cayendo.
— Pero María… ¿es que no te das cuenta?
— ¿Es que no me doy cuenta de qué?
— ¡Era el jersey de la Copa de Europa!
— ¿De la copa de qué…?
— De la Copa de Europa, María, de la Copa de Europa. Me lo puse en la final del noventa y ocho, y en la del dos mil, y ganamos las dos. Y sin que nos metieran un gol. Y este año lo he estado usando toda la temporada para asegurar el título. Como es el centenario…
— Anda ya, Manolo. Menuda tontería. Pues no me creía que te pasaba algo de verdad… casi me has asustado.
— Pero mujer, pues claro que me pasa. ¿Es que no lo ves? Todo coincide. No me lo puse en el último partido de la primera fase porque se estaba lavando, y perdimos en Moscú. Claro que daba igual porque ya estábamos clasificados como primeros de grupo, pero bueno, por si acaso ya no lo he vuelto a echar a lavar. Y luego está lo del partido de ida de cuartos con el Bayern, que íbamos ganando en el descanso y lo teníamos controlado, y como vinieron tus hermanas a ver Operación Triunfo me tuve que ir a ver la segunda parte en la tele de nuestra habitación, se me ocurrió ponerme el pijama para acostarme, y toma, nos remontaron. Y casi nos golean, coño, que tiraron dos a los palos y fallaron un penalty. Todo coincide. Si te lo estoy diciendo. A ver qué hago yo ahora, sin el jersey…
— Desde luego, Manolo, no me puedo creer que estés hablando en serio. Pareces un crío.
— Madre mía... y justo ahora, en la semifinal. Y con el Barcelona. Como nos ganen… ¿tú sabes lo que significaría eso, María? Eliminados de la Copa de Europa por el Barcelona. Y en el año del centenario. Y con un cero a dos favorable en el partido de ida, que hacía diez años que no ganábamos en el Nou Camp. Necesito el jersey, María… ¡necesito el jersey!
— Pero Manolo…
— ¿Qué hora es? A ver… madre mía, sólo faltan cinco minutos. Y yo sin el jersey. María, coño, pero… ¿cómo has estado? Joder, joder… Que nos van a ganar, coño, que nos eliminan, que lo estoy viendo venir. ¿Cómo es posible? El Barcelona a la final. En el año del centenario. Y después de haber ganado allí por cero a dos. ¿Y qué voy a hacer ahora, coño? ¿Qué voy a hacer?
— En efecto, Hilario. Una vez más, la violencia doméstica se ha cobrado la vida de una mujer. La tragedia ha tenido lugar esta vez en el madrileño barrio de Chamberí, donde un hombre de cuarenta y dos años ha golpeado reiterada y violentamente la cabeza de su cónyuge con el aparato de televisión, hasta causarle la muerte. Acto seguido, el agresor se ha quitado la vida arrojándose al vacío desde una de las ventanas de la vivienda, un cuarto piso del número 12 de la calle Modesto Lafuente de Madrid. El matrimonio tenía dos hijos de ocho y diez años que en ese momento se encontraban en el domicilio familiar, si bien, y según han precisado fuentes policiales, no llegaron a presenciar directamente los hechos, por lo que hasta el momento no ha sido posible determinar la causa de la agresión. Familiares y allegados a la familia han comentado que el agresor era una persona absolutamente normal, y no se tiene constancia de que existiesen diferencias importantes en el seno del matrimonio. Con ésta son ya veinte las mujeres que han resultado muertas a manos de su pareja en lo que va de año. Las reacciones no se han hecho esperar.
— Así es. El Ministro de Trabajo y Asuntos sociales, Juan Carlos Aparicio, que se encontraba en Barcelona para inaugurar unas jornadas sobre Inmigración e Inserción Sociolaboral, ha condenado el hecho al tiempo que destacaba, sin embargo, los importantes progresos alcanzados durante los últimos meses en la lucha contra la violencia de género. Las Asociaciones de Mujeres Maltratadas, por su parte, piden a los jueces mano dura en la aplicación de la ley, al tiempo que exigen al Gobierno la adopción de nuevas medidas legislativas y el endurecimiento de las penas, y anuncian movilizaciones. Vamos ahora con otros titulares de la jornada.
Hora 23:24 5 comentarios
Categoría: El fútbol es así
Pastillas para no soñar
28 octubre 2008
Hora 23:15 4 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Subasta a la baja
23 octubre 2008
Hora 1:41 3 comentarios
Categoría: Mucho cuento
Que le vaya bonito
21 octubre 2008
Hora 17:31 1 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Carretera y manta
15 octubre 2008
Hora 0:58 1 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Recuerdos para el día de mañana
07 octubre 2008
Hasta entonces, sólo recuerdo haber ido dos veces al estadio. Una contra el Real Madrid, con mi padre; yo tenía seis o siete años, aún no existía la grada alta y no me gustaba el fútbol, pero me apuntaba a un bombardeo. Con los nuestros jugaba un tal Walberto Casco, al que expulsaron, y un calvo con parachoques que lucía, no obstante, una luenga y poco cuidada melena, y que se apellidaba García Soriano, pero al que todos aquellos señores mayores se empecinaban en llamar «la bruja». Perdimos cero a uno con gol del murciano Macanás, que fue recibido en el centro del campo por una bella señorita que portaba un no menos bello ramo de flores. Por aquel entonces, que uno de los tuyos llegase a jugar en el Real Madrid o en el Fútbol Club Barcelona era todo un honor; hoy, sólo el hecho de que te hagan una oferta se considera poco menos que una afrenta grave. Cosas del estado de las autonomías y de nuestras diversas realidades nacionales. La segunda vez que aparecí por el estadio fue varios años después, con mi afición al fútbol recién estrenada, o casi. Jugaban la selección española contra la francesa en partido de clasificación para unos Juegos Olímpicos, no recuerdo cuales; por aproximación, yo diría que los de Los Ángeles. Da igual, no nos clasificamos. Ese partido —que se jugó después de acomodar malamente en la grada a varios cientos de personas que habían adquirido entradas falsificadas, y no encontraron mejor solución a su problema que echar abajo una puerta y ocupar las bandas para presenciar el partido a ras de césped— ese partido, decía, también lo perdimos por cero a uno, con gol de un tal Touré que, por edad, podría ser perfectamente el padre del que ahora juega en el Arsenal de Londres.
Y, por si sí o por si no, ya no me dejaron volver por allí hasta mucho más tarde, cuando estaba por dar carpetazo a mi gris periplo universitario. En el ínterin, me había dejado caer dos veces por el estadio Santiago Bernabeu, con sendas victorias locales. Cinco a cero contra el Wacker Innsbruck, a punto de comenzar primero de derecho, y cinco a uno contra el Inter de Milán a poco de terminar segundo. Se ve que estas holgadas victorias redimieron mi pésimo historial como hincha, y de nuevo se me franquearon las puertas de la Condomina vieja. Esta vez, gracias al carnet de socio del padre de mi amigo Antonio Fernández, que había desertado de la grada abrumado por la imparable marcha de nuestro equipo en su regreso a casa. A nuestra casa, a segunda división. Esa tarde vencimos con brillantez al Fútbol Club Barcelona por dos a cero, lo que no fue óbice para que al final se consumase nuestro descenso de categoría.
Hora 17:12 3 comentarios
Categoría: El fútbol es así
La ventana indiscreta
05 octubre 2008
Hora 23:35 6 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Tormenta de ideas
30 septiembre 2008
Hora 0:54 6 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Completamente de acuerdo
19 septiembre 2008
Afortunadamente, no seguí el partido por televisión. Era de pago y no pude verlo con mi cuñado, abonado a cualquier plataforma televisiva por la que ruede un balón, porque: a) recién salido del estado de postración que me ocasionó el último encuentro televisado, todavía no estoy en condiciones de conducir; y b) mi cuñado olvidó cursarme la oportuna invitación. O quizá no lo olvidó, quien sabe. Y es que la niña de sus ojos, a la que apenas faltan un par de días para cumplir un mes de vida, va a modificar algunas costumbres, me temo.
Como suelo hacer en estas ocasiones, di unos cuantos pasos atrás en la cadena evolutiva y me dispuse a escuchar el partido por la radio mientras echaba unos jornales en el negocio familiar. Al otro lado del dial, el reparto habitual de ex pertos: mengano (ex árbitro) desde Murcia, fulano (ex delantero) desde Sevilla, zutano (ex portero) desde no sé dónde, el otro desde Barcelona, el de más allá a ras de césped con el inalámbrico, otro par en cabina microfónica y unos cuantos en los estudios centrales. Veníamos a salir a locutor por futbolista —futbolista arriba, locutor abajo—, y si me apuran, yo diría que por oyente.
Nuestro juego se prestaba a un análisis crítico. Muy crítico.
Pues éste, para ser un lateral de corte ofensivo, produce bien poquito en ataque, apunta uno. Estoy completamente de acuerdo, corrobora otro.
El juego de ataque está huérfano por la derecha, falta un extremo ahí, señala un tercero. ¿Y qué quieres, con un solo jugador de banda en la plantilla?, recuerda alguien. Completamente de acuerdo con vosotros, insiste el mismo de antes.
Uno dice: hace falta un jugador que se mueva entre líneas, detrás de los delanteros, es evidente. Y en seguida encuentra quien le apoye: es que eso lo ve cualquiera, hace falta alguien que dé el último pase, con llegada, que sorprenda entrando desde atrás. Estoy completamente de acuerdo, certifica nuestro hombre.
Nunca falta quien se meta con el segundo delantero: lo que no puede ser es que juegue de todo menos en punta. Quien le secunde: tanto subir y bajar, tanto correr… está en todas partes menos donde tiene que estar. Y ya no es el que era, acompaña el coro. Y aparece el de a grandes males, grandes remedios: ahí arriba hace falta otro delantero que acompañe al punta más adelantado. Estoy completamente de acuerdo con vosotros, sentencia el de siempre.
Hace falta alguien que saque el balón controlado desde atrás, se oye por aquí. Completamente de acuerdo contigo. Aquí no roba un balón nadie desde que se marchó zutano a Inglaterra, se escucha por allá. Completamente de acuerdo
Lo que está claro —viene a resumir el que estaba completamente de acuerdo con todo el mundo— es que si no tienes un par de laterales de largo recorrido, un hombre que quite, alguien que saque el balón controlado, un jugador creativo y con llegada moviéndose entre líneas, dos extremos que abran el juego por las bandas, interiores con clase y con movilidad que apoyen en la creación de juego, un segundo delantero que abra espacios y un auténtico hombre gol, no hay nada que hacer. Uno, dos, tres, cuatro… no sé, me salían trece o catorce futbolistas. Y sólo nos dejan jugar con once. Lo tenemos crudo este año.
Hora 22:49 5 comentarios
Categoría: El fútbol es así
La chica, el chico y el cocodrilo
17 septiembre 2008
Hora 4:10 0 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Vuelta al cole
11 septiembre 2008
Hora 13:52 4 comentarios
Categoría: Mucho cuento
Para los que no sabemos pintar
Hora 12:11 0 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Versiones libres, veleros libres
04 septiembre 2008
Hora 20:21 0 comentarios
Categoría: Banda Sonora
De la épica, el amor a los colores y otros deportes
27 agosto 2008
La segunda parte ya presentaba otra cara. A poco de comenzar, uno de los defensas centrales del equipo rival se lució con la gran parada que su guardameta no fue capaz de hacer en todo el partido. Penalti claro. Corría el minuto cinco, poco más o menos. «Demasiado pronto», debió pensar el señor colegiado; «éstos aún se me pueden confiar». Así que pitó el penalti, pero dejó la presumible tarjeta roja en una benéfica amarilla, y a nosotros en inferioridad numérica. Cuánta sabiduría, qué forma de picar nuestro amor propio.
A pesar de todo, a pesar del penalti, del gol del empate y de nuestro orgullo herido por segunda vez, el cansancio de jugar con uno menos empieza a hacer mella, nuestro ritmo decrece y el rival se adueña de nuevo del partido. Y es ahí, en ese momento en que todo parece diluirse en una anodina mezcla de premioso centrocampismo y patadón controlado, cuando ese gran árbitro, ese hombre que alberga un corazón blanco tras su dura máscara bilbaína, regresa a primer plano con nuevos incentivos. Segunda expulsión. Del hombre que marca los goles, además. Y con idéntica riqueza gestual. Qué maestría, qué forma de marcar los tiempos.
Ese instante marca el resto del encuentro. No podíamos permanecer impasibles. A por ellos, con todo lo que nos queda. El partido había quedado sentenciado.
Nuestro segundo gol, el que nos daba el título, llegó en seguida, a la salida de un corner. Y con cierta incertidumbre, si se me permite la expresión, en el terreno arbitral. El juez de línea se queda quieto, no corre al centro del campo. El señor colegiado, que ya ha concedido el gol, se dirige a dialogar con su hombre de confianza en la banda. «¿Qué ha pasado?». «Nada, pero… ¿se lo damos por bueno? Mira que queda mucho tiempo por delante y se pueden confiar. Y el empate no les vale». «Nada, nada. Se lo damos. A estos ya los conozco yo de toda la vida. Ahora van lanzados». Vale el gol. Dos a uno.
A los pocos minutos, el tercero. Espectacular. El chaval de la cantera que vuelve a casa marcándose una enorme vaselina desde el centro del campo. ¿Alguien da más? Sí señor. Nuestra joven promesa en la delantera, un muchacho en quien tenemos depositadas grandes esperanzas, aprovecha una pésima cesión del defensa rival a su portero para marcar el cuarto. Apoteósico. Lo nunca visto: de perder a golear, con dos jugadores menos.
El esfuerzo ha sido enorme, titánico. Pero a estas alturas, y en semejantes circunstancias, resulta imposible contener las emociones. Hay que tirar de las últimas reservas, el cuarto gol lo merece. Un último y eufórico salto desde el sofá, la sensación de un golpe seco en el gemelo y la caída a plomo sobre el duro parquet. El pie derecho ya no me sostenía. Diagnóstico: rotura fibrilar parcial de la unión músculo–tendinosa del gemelo interno de la pierna derecha, sin hematoma significativo. Menos mal. Tratamiento: hielo durante veinticuatro horas, reposo absoluto durante dos días, reposo relativo durante mes o mes y medio, apoyo lento y progresivo de la pierna lesionada, Neobrufen 600 MG y Voltarén Gel cada ocho horas, durante cinco días. Revisión por el traumatólogo en dos semanas. Un precio muy alto por la victoria, sí, pero… ¿quién puede presumir de llevar en su propia carne las cicatrices de la gesta? Ahora, a curarse y a hacer una buena recuperación. La temporada será larga, tenemos en juego una Liga, una Copa, una Liga de Campeones, un ascenso a Primera División y la fase de clasificación para el Mundial, y habrá que estar en plena forma cuando llegue el momento de partir el bacalao.
Mientras tanto, aquí ando —es un decir—, entrenando los ciento diez metros muletas. Palabra.
Hora 14:59 3 comentarios
Categoría: El fútbol es así
Sueño contigo
26 agosto 2008
Hora 23:42 0 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Sobre los vivos y sobre los muertos
18 agosto 2008
Hora 11:29 5 comentarios
Categoría: Mucho cuento
Uno
17 agosto 2008
Hora 11:47 2 comentarios
Categoría: Banda Sonora
No mires a los ojos de la gente
03 agosto 2008
Hora 13:50 0 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Ojos de gata
26 julio 2008
Hora 0:25 0 comentarios
Categoría: Banda Sonora
A los ojos
18 julio 2008
Hora 18:02 0 comentarios
Categoría: Banda Sonora
Para empezar
12 julio 2008
Hora 21:24 22 comentarios
Cenizas
Hora 21:16 5 comentarios
Categoría: Banda Sonora