Una tarde de principios de verano, a la sombra, junto a la piscina, contemplando la felicidad pasajera de los que vienen a ocupar nuestro lugar, y ahogando las emociones, intensas, contenidas, en un gintonic con hielo abundante y unas gotas de limón exprimido. O en ron añejo. O en whisky. O en lo que sea, pero con hielo. Siempre con hielo. Creo que eso es todo lo que podemos ser. Nada mejor. Nada más.
Selección poética de Guillermo Molina
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Mi cabeza
es un renglón torcido,
un verso derrumbado,
un escenario vacío
donde la función ha terminado.
¿Qué me queda dentro?
Si hasta en mi vacío me pierd...
Hace 1 día