Un paso detrás de otro

31 marzo 2009

No hacen falta. Ni valor para marcharse, ni miedo a llegar. Es mucho más fácil. La corriente enseña el camino hacia el mar. Dejarse llevar suena demasiado bien. Jugar al azar. No saber nunca dónde puedes terminar. O empezar. La vida como una sucesión de incógnitas por despejar. Como lo que es. Hoy. Aquí. Ahora. Y hasta la siguiente. De oca a oca. Coger un tren de madrugada y trazar la frontera entre siempre o jamás. Que sea siempre.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Si fuese tan fácil dejarse llevar.

Copenhague es una ciudad bonita, abierta al mar, al visitante.

No conozco Oviedo y tal y como la pinta Leopoldo Alas Clarín, la Vetusta de La Regenta, creo que no me gustaría.

Leandro dijo...

Depende de a dónde haya que dejarse llevar. Esta Vetusta no tiene nada que ver con la de Don Leopoldo. Si no estoy equivocado, creo que es un personaje de La historia interminable

Profe dijo...

La verdad es que en la vida, prima el siempre al jamás. ¿Qué sería el jamás? Recuerdo aquí que es jueves y el jueves saca mi parte negativa, así que no quiero ni pensar que sería jamás. Yo también firmo lo del paso a paso, y no sólo metafóricamente, porque donde yo vivo, si no vigilas tus pasos te llevas un regalito en los zapatos...
Saludos.

Leandro dijo...

Es normal que salga tu parte negativa: el jueves es día de salir. Y un buen motivo para ir paso a paso; claro que quizá no tanto para dejarse llevar, me temo.

Anónimo dijo...

Que sea siempre. Porque para que parar. Porque las estaciones son sitios fríos y solitarios, y es mejor ir en un tren. Aunque sea un Viaje a Ninguna Parte.

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