Palmípedos, blancos y en botella

23 noviembre 2009

Ni ocas, ni gansos. Ni Lucas, ni Donald. Ni a la naranja, ni en confit. El otro. El que empieza como patito feo y termina dando el cante. Y entre una cosa y otra, todo lo demás: el lago, el cuello, Alec Guiness y Grace Kelly, Leda, Rubén Darío, y si es negro, Tyrone Power y Maureen O’Hara. De donde se colige que lo importante es todo lo demás. Aunque el canto, en algunos casos, sea brillante. Y éste es uno de esos casos, seguro. Que no sea el último.

Swans by Leandro on Grooveshark

Razones para dejarse matar

20 noviembre 2009

¿Por qué? Sin duda, ésa es la parte oculta del iceberg. Hipótesis habrá tantas como curiosos. Románticas, pasionales, trágicas, poéticas, desesperadas. Algunas en blanco y negro, con Ava Gardner y Burt Lancaster al frente del reparto. Otras en color, con Angie Dickinson, Lee Marvin y John Cassavetes. Pero quizá la única razón sea, sencillamente, que algunas cosas son inevitables. Por veinticinco pesetas cada una: razones. Motivos. O el nombre de los asesinos.

La forma en que miras a ese tipo

16 noviembre 2009

Voy a defenderme. A defenderme de los ataques que no me han hecho, de los que creo que me harían si les escuchase, y sobre todo, de los que yo mismo me hago con cierta frecuencia. A justificarme, vamos. Voy a justificarme, a defender mi faceta de perdedor de tiempo patológico, de procrastinador compulsivo. Y en una de sus versiones más actuales: la de lector de blogs. Dice Enrique Vila-Matas que los blogs le aportan información, diálogo, vitalidad… y el siempre necesario caos. Y nunca viene mal un poco de caos en estas vidas nuestras tan ordenadas. Un poco de desorden en este proceso de aprendizaje que tanto dura. Porque hay cosas que uno no sabe que existen, pero existen. Hay cosas que uno no sabe dónde buscar, incluso que no quiere buscar, pero las encuentra. Y hay cosas que le encuentran a uno. Ideas geniales para guiones de nuevas series de televisión o proyectos de realitys televisivos quizá no tan disparatados como queremos pensar. El mapa mundial de blogueros amenazados, detenidos o asesinados. Las tribulaciones de un padre agnóstico ante la Primera Comunión de su hijo. Una berlanguiana secta satánica, paella y pasodoble incluidos. Enérgicas protestas para hacer frente a gravísimos problemas cuya existencia me había pasado desapercibida hasta ahora. Eruditas, entretenidas y, esto lo doy por descontado, absolutamente incomprensibles disertaciones sobre el arte contemporáneo y algunas de sus manifestaciones más significativas. Magníficas reseñas de libros que nunca he leído y que cualquiera sabe si algún día leeré. Cuentos, muchos y buenos cuentos: clásicos, introspectivos, metaliterarios, balcánicos y los que cabalgan de Philip K. Dick a Charles Bukowski. Un paisano, quizá un vecino, que escribe una novela; qué digo una novela, una pistola, una bomba a punto de estallar. Nick Hornby. Por supuesto, Nick Hornby. Música, mucha música. Y esta canción. Esta canción, por sí sola, me justifica.

That guy by Leandro on Grooveshark

Cuando eras más rápido, más alto, más fuerte

09 noviembre 2009

O creías serlo. O que podrías llegar a serlo. Ahora, a estas alturas, podemos mostrar un olímpico desprecio. O pasar olímpicamente. Podemos pensar que no los aprovechamos bien, que podríamos haber hecho esto o aquéllo. O que fueron mejores, que ojalá volvieran. Podemos pensar lo que nos dé la gana. Al fin y al cabo, ya somos mayores. Lo que no podemos es olvidarlos. No del todo. No fueron mejores, ni peores. Sólo fueron diferentes, distintos de éstos. Otros años.


Seguir viviendo

05 noviembre 2009

El problema de mi generación es que todos pensamos que somos putos genios. Hacer algo no es suficiente para nosotros, y nadie está vendiendo algo, o enseñando algo, o simplemente haciendo algo: nosotros tenemos que ser algo. Es nuestro derecho inalienable, como ciudadanos del siglo XXI que somos. Si Christina Aguilera o Britney Spears o cualquier otro imbécil de ídolo norteamericano puede ser algo, ¿por qué no yo? ¿Qué hay de lo mío, eh? Muy bien, mi banda ha dado los mejores conciertos en vivo que uno pueda escuchar en un bar, y hemos grabado dos álbumes que han gustado a muchos críticos y a poca gente normal y corriente. Pero tener talento no es nunca suficiente para hacernos felices, ¿no es cierto? Quiero decir que debería serlo, porque el talento es un don, y uno debería darle gracias a Dios por tenerlo, pero yo no lo he hecho. A mí me jodía un montón, porque no me pagaban por él ni me sacaban en la portada de Rolling Stone.

Oscar Wilde dijo una vez que la vida real de uno es a menudo la vida que uno no lleva. Apúntate un diez, Oscar. Mi vida real estaba llena de conciertos de los de primera plana en Wembley y el Madison Square Garden y de discos de platino, y de Grammys, y ésa no era la vida que estaba llevando, y eso es quizá lo que hacía que me entraran ganas de mandarlo todo al diablo. La vida que llevaba no me permitía..., no sé, ser quien pensaba que era. Ni siquiera me permitía ir derecho por la vida. Era como si estuviera andando por un túnel que fuera haciéndose más y más estrecho, y más y más oscuro, y hubiera empezado a llenarse de agua, y yo avanzara todo encorvado, y me encontrara con un muro de roca y las únicas herramientas que tuviera a mano fueran mis uñas. Puede que todo el mundo se sienta así, pero ésa no es razón para seguir adelante. Bueno, pues aquella Nochevieja ya estaba harto. Tenía las uñas hechas polvo, y las yemas de los dedos todas despellejadas. Ya no podía seguir escarbando. Con el grupo roto, lo único que me quedaba para expresarme era dejar atrás mi vida irreal: iba a volar desde aquella puta azotea como Supermán. Pero, por supuesto, las cosas no salieron de ese modo.

He aquí algunas personas muertas, personas que eran demasiado sensibles para seguir viviendo: Sylvla Plath, Van Gogh, Virginia Woolf, Jackson Pollock, Primo Levi, Kurt Cobain (por supuesto). Y algunas personas vivas: George W. Bush, Arnold Schwarzenegger, Osama Bin Laden. Sólo tenéis que poner una cruz al lado de la gente con la que os gustaría tomar una copa, y ver si están en el grupo de los muertos o de los vivos. Y sí, podéis argumentar que he forzado las cosas a mi favor, y que hay un par de personas que faltan en la lista de los vivos y que refutarían lo que afirmo, unos cuantos poetas y músicos y gente de ese tipo. Y podéis también hacer constar que Stalin y Hitler no eran tan maravillosos y sin embargo ya no están entre nosotros. Pero sed un poco indulgentes conmigo: sabéis de lo que estoy hablando. A la gente sensible le es más duro seguir viviendo.

Nick Hornby
en En Picado (2005)

Un día más nos quedaremos sentados aquí

03 noviembre 2009

Sí, aquí. Exactamente aquí. En esta silla, en este sillón, en este sofá, en esta cama. En esta oficina, en este despacho, en esta sala de estar, en esta terraza, en este patio, en este jardín, en esta habitación. Un día detrás de otro. Hemos esperado eclipses. Hemos perseguido enigmas al compás de las horas. Hemos dibujado elipses. Hemos escuchado el lenguaje de las plantas. Y seguimos sentados aquí, sin tomar una determinación. Se nos ha vuelto a olvidar. Y nos hemos dicho: mañana. Esta tarde vamos a ver el partido. O a leer este libro. O a ver esa película. O a pasar páginas con el mando a distancia. O a bucear música por internet. O a dejar una entrada en el blog. O algún comentario chistoso en los blogs de los demás. O a correr un rato por los parques. O a leer un cuento. Y nos hemos vuelto a convencer. Qué bien.

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