En contra de casi todo

27 febrero 2009

En contra de la guerra, sí. Y de sus secuelas. Pero mucho más que eso. A favor de los niños. Y de su mundo. Y de su inocencia. Sobre todo, de su inocencia. Y en contra de la corrupción del mundo de los adultos. Por la inocencia perdida. Con todas las consecuencias. En la realidad y en la ficción, en la vida y sobre el papel. Como Holden Caulfield recién expulsado pateando las calles de New York. Un día perfecto. Un día perfecto para el pez plátano.

Media hora

24 febrero 2009

El bocadillo. El balón. Las canicas. Churro mediamanga mangotero. Un temerario partido de fútbol lata. Repasar el examen de sociales. O estudiárselo. Discutir. ¿Tiene que volver Juanito a la selección? Comentar. La última jornada de liga o La Frontera Azul. Presumir. Los primeros escarceos amorosos de los más adelantados. ¿Fantasía o realidad? ¿O un poco de cada? Los amigos de toda la vida, cuando nadie sabía aún que lo iban a ser. Recuperar la inocencia sin purgar los errores. Salir al recreo otra vez.


La zona muerta

09 febrero 2009

Ver el futuro. Saber lo que ocurrirá mañana. Y pasado mañana. Y al otro. Y la semana que viene. Y el año próximo. ¿Una ventaja o una carga? ¿Oportunidad o responsabilidad? Comprar el número bueno de la lotería. Acertar en las quinielas. Invertir donde sabemos que se recogerán grandes beneficios. Elegir sin margen de error. No correr riesgos. Evitar las equivocaciones. O ser un visionario incomprendido. Advertir de la catástrofe. Y más aún, tratar de evitarla. Quitar de en medio al que lo va a merecer antes de que sea demasiado tarde. Matar al dictador antes de que llegue al poder. Grandes decisiones. Y siempre, sea lo que sea, pensar si no te habrás equivocado precisamente esa vez. ¿Merece la pena? Mucho más que un déjà vu. Un flash back, pero al revés.



Quiero saberlo

05 febrero 2009

No es por los caballos, ni por las carreras, ni por los primeros amigos, ni por la mejor de las escapadas. Ni siquiera es porque la lectura de este cuento moviese a Richard Ford a escribir el primero de los suyos, que yo leería años después. Es por toda la confusión que nos arrastra al entrar en el mundo de los adultos. Por toda esta complejidad de la vida que uno no esperaba encontrar, y que de cuando en cuando todavía nos pilla desprevenidos. Es porque el conocimiento derrota a la inocencia. A Richard Ford no le importó que el relato transcurriese en una época y en un lugar muy distantes y distintos a los suyos. A mí tampoco. Yo también quiero saber por qué.

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Diario de un escritor aficionado y perezoso

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