6. Moradores

17 enero 2012

Conoció tiempos de gloria hace décadas. Fue una enorme y céntrica escuela infantil. De hecho, en la ciudad se le conocía como «la guardería», como si no hubiera otra. Ocasionalmente cobijó masivas fiestas de nochevieja. Luego, el edificio quedó vacío. Cada vez más viejo, todo el mundo lo olvidó. O casi. Sólo era algo que estaba allí en medio y cuyo abandono no tenía mucho sentido. Parece que ahora vuelve a cobrar vida. Sus tejados maltrechos y sus paredes cascadas albergan nuevos residentes. Son tres, al menos. Entran y salen, solos, a deshora, por un hueco abierto en la parte posterior de la valla, justo en la zona que da a una bocacalle sin salida. No gritan, no reivindican nada, no son amigos de pancartas. Sólo viven allí.

Rodeado de agua por todas partes

12 enero 2012

En la del tesoro. En la misteriosa. En la de Robinson Crusoe. O en la del Dr. Moureau. Con la que está cayendo, ¿no hay días en los que te pueden las ganas de naufragar y perderte en una cualquiera? Y si está desierta, mejor. ¿Qué tres cosas te llevarías?, preguntan siempre. Y yo qué sé. Depende. ¿Hay que cargar con ellas o se puede pedir que te las envíen? ¿Qué entendemos por «cosa»? En fin... Lavarte la cara con el rocío de la mañana. Ver cómo las olas rompen en la orilla mientras los cormoranes trazan círculos en lo alto. Bucear buscando perlas en aguas poco profundas. Buscar barcos desde el árbol más alto. Explorar hasta que se ponga el sol. Jugar todo el día. Dormir toda la noche. Suena bien.

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Diario de un escritor aficionado y perezoso

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