Profeso una simpatía mal disimulada por los desertores de las llamadas, con perdón, ciencias jurídicas. Son la promesa de una ventana abierta a un futuro, si no mejor, al menos diferente. El problema de salir por una ventana abierta, sin embargo, es de sobra conocido: hay que acertar con la de la planta baja, o las consecuencias pueden ser fatales. Robert Louis Stevenson acertó, y su ventana le transportó desde las oscuras Salas de Vistas de su Edimburgo natal, a los soleados y paradisíacos archipiélagos del Pacífico Sur. Es posible que fuera en este largo viaje donde aprendiese que, para alcanzar todo lo que verdaderamente merece la pena, quizá tengamos que vender cada vez más baratos nuestros objetos de valor. Y eso no siempre resulta fácil, porque las ventas a la baja las carga el diablo. El diablo en la botella, claro.
Luna de Plata - Rebeca Jiménez
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Mi canción de hoy es para el último sencillo publicado por Rebeca Jiménez, que
formará parte de su nuevo trabajo, que presentará inminentemente, este
m...
Hace 14 horas
3 comentarios:
Oye, que muchas gracias por el texto, y por la introducción, que me ha gustado mucho. Tengo el relato en libro, pero me viene muy bien tenerlo en digital.
La cuchara del diablo es alargada.
No sé, podrías comprobrar esas palabras contigo mismo, intenta vender tu alma al Diablo por precio de liquidación, a ver si aprendes esa maravillosa lección de querer recuperar lo que has tirado por mitad de precio.
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