Ya está, otro. Increíble, ¿no? Qué eficacia. Meses y meses y meses sin vender una escoba, y de repente, toma: dos de un golpe. Como el sastrecillo y las moscas. O los gigantes, lo que fuera. El objetivo, por aquello de disciplinarme un poco, era uno al mes. De momento. Luego ya se vería la posibilidad de incrementar el ritmo, que he visto por ahí quien puede con uno a la semana, y con un alto grado de calidad y resultados más que satisfactorios. Hablo de cuentos, por supuesto. El caso es que consigues sacar adelante uno que venía atrancado desde mucho tiempo atrás. Septiembre. A los pocos días terminas otro. Octubre. Y ya está. Prueba superada. Eres el puto amo.
Pues no. No está. No has superado nada, ni eres nada. Parece que has cogido carrerilla, pero es mentira. Eso es trampa. Ese cuento no es nuevo. Tampoco lo he copiado, claro, no he caído tan bajo. Aún. Pero no es nuevo, ni mucho menos. Son los deberes que Rubén nos puso en el Taller el pasado mes de febrero. Apenas necesitaba unos retoques. Un quítame allá esas pajas y un ponme aquí estas otras. Y poco más.
El sábado era día 3 y ya estaba terminado. Y lo peor es que después me he creído que todo el monte era orégano y desde entonces no he vuelto a pegar un palo al agua. Un palo narrativo, quiero decir. ¿Eso es cumplir objetivos? ¿Puede uno engañarse de esa forma? Pues parece que como poder, puede. Pero no debe.
Así que, además de aficionado y perezoso, tramposo. ¿Alguien da más?
Pues no. No está. No has superado nada, ni eres nada. Parece que has cogido carrerilla, pero es mentira. Eso es trampa. Ese cuento no es nuevo. Tampoco lo he copiado, claro, no he caído tan bajo. Aún. Pero no es nuevo, ni mucho menos. Son los deberes que Rubén nos puso en el Taller el pasado mes de febrero. Apenas necesitaba unos retoques. Un quítame allá esas pajas y un ponme aquí estas otras. Y poco más.
El sábado era día 3 y ya estaba terminado. Y lo peor es que después me he creído que todo el monte era orégano y desde entonces no he vuelto a pegar un palo al agua. Un palo narrativo, quiero decir. ¿Eso es cumplir objetivos? ¿Puede uno engañarse de esa forma? Pues parece que como poder, puede. Pero no debe.
Así que, además de aficionado y perezoso, tramposo. ¿Alguien da más?
10 comentarios:
Eso son los avatares del escritor, ahora así, ahora sí, pero no, y adelante. Escribir es un oficio muy inseguro. Claro que vale, claro que vale. Supongo que la creación literaria debería estar aún al margen de los rendimientos, los objetivos y las metas.
¿No todo es orégano? Me paso al romero, entonces.
Debería estar, pero cuando uno es tan perezoso, no está de más disciplinarse un poco. Y me temo que la disciplina pasa por rendimientos, objetivos y metas. Ayer, periodistadigital.com traía el siguiente titular: Gürtel repartió 5'5 millones en especias y efectivo; así que fíjate, orégano, romero, tomillo, pimienta, clavo y todas las que quieras.
Cuida ese lenguaje.
Vaya. Era sólo una pequeña licencia
Sí que vale, esto es como el fútbol. Con más o menos mérito, si entran, los goles cuentan.
Por ahí se empieza.
Lo que pasa es que ese gol ya estaba metido desde la temporada pasada. O bueno, si no, sólo he tenido que empujarla sobre la raya cuando ya entraba. No puedo colgarme esa medalla. O al menos, no puedo colgármela dos veces. Y a veces, las palabras malsonantes son un cuidado lenguaje
No hay palabras malsonates, sino contextos inadecuados.
Como un templo
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