De un tiempo a esta parte, más que para entrar, venimos usando las puertas para salir. Y desgraciadamente, no siempre es la puerta grande la que nos vemos obligados a utilizar. Ni por asomo. Nos vamos, sin más. Y nos vamos dando cuenta, además, de que no siempre que se cierra una puerta, se abre otra. Sobre todo si la puerta que se cierra, se cierra detrás. Ni se abre otra, ni te la abren por mucho que llames. Y muchas veces, ni siquiera es posible echarla abajo a patadas. Y quién sabe, tal vez sea mejor así: ten mucho cuidado con las puertas a las que llamas, que te las pueden abrir. Y no todas son las puertas del cielo. Ni mucho menos. En la mayor parte de los casos nada más que son puertas de embarque, puertas de emergencia, puertas de seguridad, puertas blindadas, puertas traseras o puertas falsas. Y luego están las que sólo sirven para colgar el cartel de «No molestar». Y en esas, lo único que importa es a qué lado del cartel te has quedado.
La empresa de sillas. Primera temporada.
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Al poco de empezar a ver la primera temporada de La empresa de sillas nos
damos cuenta de que ese personaje, sobre el que gira todo (menos la silla
que ya ...
Hace 20 horas