Una tarde de principios de verano, a la sombra, junto a la piscina, contemplando la felicidad pasajera de los que vienen a ocupar nuestro lugar, y ahogando las emociones, intensas, contenidas, en un gintonic con hielo abundante y unas gotas de limón exprimido. O en ron añejo. O en whisky. O en lo que sea, pero con hielo. Siempre con hielo. Creo que eso es todo lo que podemos ser. Nada mejor. Nada más.
El retorno de John Sanders (7 de 8), de M.D. Álvarez
-
Me encaré con mis padres y hermanos: "No podíais dejarme en paz. Lo único
que os pedí fue que dejarais a ese mundo tranquilo y nada, vosotros ni
cas...
Hace 6 horas