No confundir constancia con reincidencia

01 julio 2013

Pues sí, lo he vuelto a hacer. Como ha pasado más de un mes desde que envié aquel cuento a una revista y no he recibido más respuesta que la famosa callada, he pensado que tal vez sería buena idea llamar a otra puerta. Y ni corto ni perezoso, lo he hecho. Bueno… un poco perezoso sí. Y puede que un poco corto, también. Qué más da, el caso es que ya está hecho. Otra puerta. Otra puerta virtual. Otra revista virtual. No sé, tal vez he captado mal el mensaje y esa silenciosa ausencia de contestación tras el primer intento no signifique exactamente «buen intento, sí señor, siga participando». Pero bueno, insisto: qué más da, el caso es que ya está hecho.

Esta vez he cambiado una revista de supuesto prestigio internacional, por otra más próxima (geográficamente hablando, al menos), aunque, a tenor de lo que he ido ojeando en una y otra, no necesariamente de menos calidad. Es más, puede que sea incluso de más calidad. Al menos, la presentación parece más cuidada y tal. Con la calidad de los textos no me atrevo, que luego todo se sabe, y además, que no soy yo quién para opinar. Yo sólo soy el que quiere que le publiquen un texto, precisamente, así que comprenderán que no me meta en camisa de once varas. Pero vamos, lo que venía a decir es que las dos están muy bien. Quizá demasiado bien como para haber osado enviarles un relato, pero da igual, como decía: qué más da, el caso es que ya está hecho.

De momento, y a falta de resultados más tangibles, he apreciado dos diferencias respecto al intento anterior.

La primera: no me han pedido una breve nota biográfica. Gran alivio, sí, pero pierdo la ocasión de llevar a cabo la sugerencia que me hizo una de las pocas personas que siguen leyendo esto: inventármela. Sugerencia genial que, huelga decirlo, queda aparcada para otra ocasión. Puede dar mucho juego. Qué digo juego… puede dar para toda una historia. De hecho, puede ser bastante mejor que cualquier historia que envíe a publicar. En fin, ya veremos más adelante qué pasa con eso.

La segunda: he recibido respuesta. Una formalidad, sí, para qué nos vamos a engañar. Pero respuesta al fin y al cabo. Con mi nombre en el asunto del mensaje y en el encabezamiento del texto, con un agradecimiento por haber pensado en ellos para publicar mi cuento (en este punto me he emocionado casi hasta llorar) y con una exquisita petición de paciencia para recibir la respuesta del comité de lectura (bastante numeroso, por demás). Es decir, que habrá al menos una segunda y definitiva respuesta, porque, como les he dicho a ellos, por paciencia no va a ser. Qué más puedo pedir. ¿Aparte de que esa respuesta sea positiva? Sí, aparte. Pues nada. Pues eso.

2 comentarios:

Carlos Rubio. Economista. dijo...

Un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad. Quien sabe si, dentro de unos meses, no utilizarán esta misma entrada como documentación para una entrevista al gran descubrimiento literario del año..."dígame señor Llamas, se esperaba esta gran acogida por parte del público cuando escribió en su blog que bla bla bla..."

Leandro dijo...

Hombre, claro... a ver para qué crees que la escribo, si no

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