Un día de esos en que necesitas que alguien te cuide. Y te paras un momento. Y miras a tu alrededor. Y todos los que hay a tu alrededor te miran. Y sus miradas te dicen que necesitan que tú les cuides. Y piensas: ¿yo? Y piensas: joder… ¿yo? Y piensas: tal vez alguien cuide de
nosotros. Y piensas: quizá. Y piensas: ojalá, pero llega tarde a trabajar. Y piensas: o ni siquiera llega. Y piensas: lo han despedido. Y piensas: o ni siquiera existe. Y piensas: a trabajar. Y piensas: cuánta energía malgastada en refunfuñar. Y piensas: refunfuñar… qué palabra tan cojonuda. Y piensas: bueno, a lo mejor otro día. Y estás de acuerdo contigo mismo. Por unanimidad. Por una nimiedad. Y sigues adelante.
Selección poética de Guillermo Molina
-
Mi cabeza
es un renglón torcido,
un verso derrumbado,
un escenario vacío
donde la función ha terminado.
¿Qué me queda dentro?
Si hasta en mi vacío me pierd...
Hace 2 días
4 comentarios:
Esa necesidad es una de las cosas que mueve el mundo. O que nos mueven. Al menos a mí me saca bastante de mi casa.
Sí, pero... ¿te saca buscando alguien que te cuide o alguien a quien cuidar?
Yo soy muy de cuidar pero de todo ha habido.
Ahora que lo pienso, qué confuso todo.
¿Y quién no necesita que le cuiden cuando todo es tan confuso? O aún peor: ¿quién no necesita que le cuiden cuando todo está tan claro?
Publicar un comentario