Calle Sagasta, 31. Luz de mediodía. Alguien ha abandonado una docena de viejos monitores de ordenador junto a los contenedores de basura. O diez. O quince, los que sean. Un tipo con semblante patibulario, sentado sobre la acera, los destripa minuciosamente con unas tijeras de podar. O con unos alicates, no se aprecia bien. Todos pasamos rápido, nadie se para a mirar. Saca algo de ahí dentro, lo guarda, continúa con el siguiente monitor. Y así hasta diez. O hasta doce. O hasta quince, los que sean.
En la cuerda floja
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¿Fuera Chus Mateo? Es la consigna más repetida por la afición tras el
último naufragio en Euroliga, en Goya contra Zalgiris. Partiendo de la base
de que so...
Hace 16 horas
8 comentarios:
¿Será el fantasma de Steve Jobs?
Es difícil, aún estaba vivo. Pero todo puede ser
Siglo XXI. Ah, no os metáis con el fantasma de Steve Jobs, que está noche lo velamos por Murcia, con esquela, manzanas y cenizas incluidas.
Dios nos libre. De meternos con el fantasma, quiero decir
Veo que, cuando paseas, tu mirada viene a posarse siempre en las mismas cosas: los quincalleros, los objetos rotos, los hombres de rostro patibulario..."Es que me da pena de mí mismo, de los demás, de todos los hombres, de todo lo vivo, de los desgraciados y de los felices, de los felices más que de los desgraciados...". A buen seguro que me podrías contestar eso. Porque esa misma pena y ese mismo desconsuelo es lo que, bajo las ropas de la ironía, también aparece en el fondo de tus cuentos. Pero, ¡recuerda el poemita de Basho, aquél que habla de la pequeña flor silvestre, muy humilde y generalmente despreciada por el paseante:
"Al mirar cuidadosamente,
veo florecer la nazuna
¡en el muro!"
No es pena, es curiosidad. Y también cierta inquietud
Y pena también.
Ese tipo de las tijeras de podar, o de los alicates, lo que fuera, no despertó en mí el más mínimo sentimiento de pena. De verdad
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