No es por los caballos, ni por las carreras, ni por los primeros amigos, ni por la mejor de las escapadas. Ni siquiera es porque la lectura de este cuento moviese a Richard Ford a escribir el primero de los suyos, que yo leería años después. Es por toda la confusión que nos arrastra al entrar en el mundo de los adultos. Por toda esta complejidad de la vida que uno no esperaba encontrar, y que de cuando en cuando todavía nos pilla desprevenidos. Es porque el conocimiento derrota a la inocencia. A Richard Ford no le importó que el relato transcurriese en una época y en un lugar muy distantes y distintos a los suyos. A mí tampoco. Yo también quiero saber por qué.
En la cuerda floja
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Hace 14 horas
3 comentarios:
Me ha gustado mucho.
Cuando tenga un rato me lo leo.
Leo habitualmente tus cuentos pero ¿no podrías utilizar otro tipo de letra?. Resulta cansado para leerlo en pantalla
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