Incapaz de zanjar la cuestión: torear o mirar desde la barrera, jugar o aplaudir, protagonista o espectador, vivir o escribir, cifras o letras, rojo o negro, por él o por todos sus compañeros, renovarse o morir, actuar o soñar. Pero con cuidado, que lo que se sueña se pierde de pronto y ese sueño le supo a poco. Un poco atrapado, sí. Pero no podría vivir por otro. Así que sigue aquí. En España. A las ocho.
El corazón de una hadriel. 3ra parte, de M.D. Álvarez
-
Esa noche, Ares se presentó en el lugar acordado, el Jardín de las
Hespérides, un sitio tranquilo y apartado. La luna llena iluminaba el
rostro de I...
Hace 2 días